Mientras navegaba por las últimas noticias sobre salud mental en el mundo, me encontré con un artículo del periódico Levante de Valencia titulado: Piden más medios en salud mental frente a las terapias de «bajo coste». Esto me sorprendió y preocupó, los dos estados al mismo tiempo. La nota publicada en un diario español trata de exponer el peligro que existe en la creciente oferta de servicios psicológicos “económicos” debido a la falta de control de calidad hacia ellos y llama a las autoridades a ofertar más servicios públicos de atención a la salud mental.
Sopesé la idea un momento y traté de contextualizar el artículo en Ecuador que es el país en el que opera Kumpana. Me pregunté: ¿son naturalmente malos los servicios económicos (de bajo precio)?, o más bien, ¿el hecho de que un servicio sea más costoso, significa que este vaya a ser mejor? Voy a responder, desde mi perspectiva, a estas cuestiones en dos puntos:
En primer lugar, Kumpana no ofrece servicios económicos. Kumpana ofrece servicios accesibles. La diferencia entre ambas palabras es fundamental para entender la verdadera extensión del artículo. Nuestros servicios están dirigidos para aquel sector de la sociedad que no puede acceder a los servicios a costos “normales” o “no económicos”. No ofrecemos los precios que ofrecemos como estrategia de marketing, pues estamos conscientes de que esto podría afectar a la economía de los profesionales de la salud mental. Kumpana ofrece estos servicios por el único y muy preocupante motivo de que muchas personas no pueden permitirse pagar 30, 35 o 40 dólares por un servicio profesional. No es una cuestión de marketing, es cuestión de responsabilidad social.
En segundo lugar, nuestros precios no presentan relación alguna con la calidad del servicio. Si una persona accede a una sesión de terapia por $5.00, su sesión no va a diferir en ningún sentido con la de $25.00. El factor de semejanza es que, aquella persona que no puede solventar un proceso $25,00, podrá recibir los mismos beneficios por una quinta parte del costo.
A nuestra sociedad no le hacen falta servicios “económicos”, le hacen falta servicios accesibles y socialmente responsables. Y el precio de los mismos, no puede determinar su calidad. Seamos conscientes y salgamos desde nuestra posición de privilegio. La salud mental es un derecho universal, su acceso debe ser garantizado por todos los actores que cumplen una relación: ministerio de salud, clínicas privadas, psicólogos con consultorios privados y fundaciones. La salud mental no es un privilegio. Y desde esa perspectiva, Kumpana trata de hacer eso posible para todas y todos.
-Sebas de Kumpana